Situada en el sur de la isla, se encuentra la bonita ciudad de Galle, muy diferente al resto de ciudades de Sri Lanka y con un encanto especial. Declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Galle es uno de los sitios dónde se puede palpar la historia colonial. Los holandeses dejaron su huella en esta ciudad costera.
La parte colonial de la ciudad está rodeada de una muralla (Dutch Fort) y alberga bonitos edificios con un toque colonial. Pasearse por el interior es de lo más agradable. Uno encuentra galerías de arte, boutiques de moda, hoteles, restaurantes y cafés con encanto. ¡Amantes del arte, este es vuestro sitio!
El plan de día perfecto en Galle es dejarse perder por sus calles, palpando la historia que nos ofrece la arquitectura de la ciudad, bordear la muralla empezando por la torre del reloj y llegar hasta el faro, y relajarse en alguno de sus tramos tomando asiento en la misma muralla y mirando el mar (¡y si es bebiendo agua de coco aún es más perfecto todo!). Además, uno puede refrescarse dándose un chapuzón en algunas de las playas que se encuentran alrededor de la muralla junto a los lugareños. Para los más interesados en historia, podéis encontrar en el interior de la fortaleza el museo nacional y el museo marítimo. ¡Sentarse en alguno de sus restaurantes y cafés también es un must do it! (¡Summer Green Cafe os va a gustar si os van los sitios acogedores con buena decoración y con buena música de ambiente!).
Además de ser un sitio con encanto, Galle es una ciudad muy accesible tanto en transporte público como en transporte privado. Hay la opción de coger el tren desde Colombo y recorrer parte de la costa oeste (toma 2,5h aprox) o coger el autobús (con aire acondicionado) que sale desde Colombo también y alcanza Galle por la autopista (toma 1,30h). Definitivamente, para los más aventureros y curiosos sobre la vida local, no dudéis en coger el tren.
¡Aprovechar y visitar la única ciudad en Sri Lanka que tiene un toque europeo y un toque tropical al mismo tiempo!